Saturday, May 07, 2005

El sentido de lo interno. Una meditación inspirada en "Mercedes Luminosa" de Dulce María González.

Por Eliot Benítez
Publicado en: Inflections on Being el 14 de septiembre de 2005

Nombremos algunos signos típicos de la llamada interioridad anímica: claridad, oscuridad, intimidad. Cada uno es al mismo tiempo un signo de la resistencia, pues presenciamos en cada uno su incompresibilidad e ilegibilidad. Cada uno es una noesis en retracción: la interioridad se defiende como interioridad retrayendo su significado en sí misma, una interiorización que deviene desaparición.
Sería ingenuo creer que ésta señalada retracción de la interioridad y sus signos pudiese ser concebida como una transformación en exterioridad –muerte como una y nacimiento como otra, por así decirlo.
La incapacidad para interpretar los signos de la interioridad es sólo el síntoma, o el signo, del poder cuya efectividad es resistencia en tanto que interioridad – resistencia que se retrae. La impotencia de leer los signos de la interioridad no es sino la imposibilidad de resistir este poder, signo ilegible por excelencia, pues realmente nunca sabemos lo que es el ser del poder.
La interioridad se retrae nada menos que hacia la inquietud del poder, que en tanto que poder se resiste a sí mismo, así como resiste la legibilidad y al mismo tiempo la ilegibilidad (pues se manifiesta aunque a medias, digamos); poder que resiste finalmente no sólo la exterioridad sino la interioridad misma y la relación entre ambas.
Este poder resiste y niega, destruye, y es de muchas maneras inconcebible, se gasta a sí mismo en su palabra: pensamiento, que tan fácilmente emite sus propios signos ilegibles -inmanencia y negatividad- y es el significado que suponemos interno a la interioridad, pero que permanece, mientras sometido a la ley de la interioridad, inaccesible en su ser.
Aquí el texto.